P104 DOS ORIENTALES EN FRANCIA

Escrito por Berthing León, Lechería, Venezuela, 08.03.2018

Chef flambeando para los dos pertigaleteños

    Se trata de dos amigos míos, estimados entrañablemente por lo dicharacheros, simples, extrovertidos y jocosos; que trabajaban en la Planta1 de la fábrica de cementos Vencemos Pertigalete. Ambos eran Ingenieros, Luis Guevara era jefe del Departamento de Mantenimiento Mecánico y Antonio Zaponara era Jefe de la Unidad de Control de Calidad. Orientales los dos, pero Guevara era más oriental porque nació en la ciudad primogénita del continente americano, la ciudad de Cumaná, cuna del Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre. 

    Luis Cheché Guevara, de ancestros orientales rajados (netos), había nacido, crecido y, digo yo que, malcriado en Cumaná, era Ingeniero Mecánico graduado en la Universidad Autónoma de México (UNAM). Decía él que su tía era María Guevara, famosa por sus senos, tales que llevaron a los Margariteños a ponerle ese nombre a dos protuberancias geográficas (cerros o montañas) que eran referenciales para la navegación marítima de la isla que llevan por nombre Las Tetas de María Guevara, 

    Antonio Zaponara Merlino, era descendiente de italianos, nacido, crecido y engordado en Puerto La Cruz; decía él más groserías que palabras, era Ingeniero Químico graduado en la Universidad de Oriente (UDO) Núcleo Anzoátegui.

    Nuestros personajes en referencia fueron enviados por la empresa a una planta de cemento de los asesores Lafarge en la ciudad de Lyon en Francia para un proceso de capacitación por un período prolongado, Bueno, ¿cómo se resolvieron con el idioma estos orientales? NO SE, si a los que trabajaban o interactuaban con ellos (orientales en su mayoría) les costaba entenderlos por la rapidez con que hablaban, cómo habrán hecho los franchutes para descifrar lo que decían?. Ambos hablaban tan rápido que creo que “No las pensaban para soltarlas”, pero con eso y todo, sobrevivieron en Francia.

    Al finalizar el programa de capacitación y como un gesto de buena voluntad y de cortesía, el Gerente anfitrión les comunicó que el sábado previo a su partida, la gerencia había organizado una cena en su honor en un restaurante de la ciudad, a las  8 Pm y con Traje Formal.

    Haciendo gala de la puntualidad que caracteriza al personal de Pertigalete (bueeeeno, me dijeron eso y yo me lo creí) a la hora mencionada, los dos compañeros estaban ingresando al mejor restaurante de la ciudad, bien trajeados, un poquito más y hubieran llevado chistera y bastón, parecían unos dandis, se miraban entre ellos y casi no se reconocían. PERO ERAN ELLOS.

    Dieron sus nombres en la entrada y los condujeron a una mesa grande que en ese momento reunía a la plana mayor de ejecutivos de la planta cementera Lafarge de Lyon, que habían compartido con ellos el tiempo de su estadía. Nuestros “embajadores” venezolanos saludaron a todos y cada uno de una forma cordial y muy a lo oriental con “Quiubo compay”, “Cómo está la vaina”, “yyyy entonces?” “Y qué más”, y algunas otras expresiones y frases del día a día en el hablar oriental.

    Después de los abrazos y apretones de manos, vinieron los brindis y el recuento de las anécdotas, rieron, gozaron, bebieron, fumaron todos (los fumadores y los no fumadores), y cuando los orientales ya se estaban preocupando porque no veían los platos de comida, entonces el Maitre se presentó con un Cheff que vestía impecablemente de blanco y con un gorro impresionante, les dijo que “el hombre de blanco” ostentaba el premio nacional al mejor cheff y que en honor a esos excelsos invitados iba a preparar precisamente el plato que lo hizo merecedor a ese tal reconocimiento. 

    Entonces, cuentan ellos, que trajeron para el comedor mesas, cuchillos, ollas y “corotos”, que daba la impresión de haber tenido que mudar la cocina al comedor porque a lo mejor “algo le pasó a la cocina”, así es que el Cheff empezó a trabajar delante de sus comensales y luego comenzó a flambear unos ingredientes que a los orientales les pareció que el cocinero iba a incendiar el restaurante. Y bien, el Cheff apagó la candela, comenzó a “emplatar” y servir a cada comensal. 

    Una vez que estaban todos los platos dispuestos y los comensales en su lugar, el Cheff se quedó a un lado de la mesa de flambear esperando a que comenzaran a comer y escuchar los comentarios que con seguridad iban a hacer sobre ese plato exquisito que él había elaborado. A estas alturas, el Gerente indicó con un gesto a los “invitados de lujo” para que dieran la orden para iniciar “el movimiento de los cubiertos”.

    Entonces Zaponara le dice a Luis que inicie “el ataque” a la comida. Luis se lo queda viendo y le pregunta:

    - ¿Dónde está el ají?

    - ¿Quéeeee? ¿Cómo?

    - Que dónde está el chirel

    Zaponara busca en la mesa algo que pueda parecer un recipiente que contenga lo solicitado por su amigo Cheché y nada.

    El Gerente pregunta entonces que está sucediendo y le comunican que Guevara está pidiendo chirel. El Gerente no entiende, mira a Guevara y este le dice:

    - Estoy pidiendo Chile, picante pues.

    A todas estas, el Cheff llama al Maitre y le pide que traduzca lo que está pidiendo ese señor, Cuando el Maitre le explica que está buscando ají picante, entonces el Cheff “se engoriló” y quiso brincarle encima a Cheché, lo agarraron pero alcanzó a decir en Francés.

    - Sáquen a este salvaje de mi vista, qué ofensa, yo que me esforcé por prepararles esa comida que es una obra de arte y entonces este energúmeno viene a hacerme esta afrenta.

Cheché, miraba a todos en ese alboroto y le pregunta a Zaponara:

    - Qué es lo que pasa aquí?

    Zaponara le explicó a Cheché que el Cheff se molestó porque él, Cheché, iba a echar a perder con ají una comida que el autor consideraba que era una obra de arte. Cheché Guevara se le quedó mirando y le pidió a Zaponara: 

    - Que le pregunten a ese ”Musiú Hijoerdiablo” si esa comida la preparó para él o para nosotros. Porque si es para nosotros que somos los agasajados A NOSOTROS NOS GUSTA CON AJI y punto.

Jajajaja. Así fue.

NOTA: 1) Musiù es el trato venezolano que se les da a los extranjeros para decirles Monsieur. 2)  Hijoerdiablo quiere decir “en margariteño” y por extensión en todo el oriente venezolano: Hijo del Diablo; es una expresión margariteña bàsicamente para calificar a alguien como “un cualquier


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