4 Cambiemos de ritmo que el Señor quiere cumbia


4  CAMBIEMOS DE RITMO QUE EL SEÑOR QUIERE CUMBIA
Escrito por Berthing León Villanueva, en Lechería, Venezuela el 03.09.2018


Cuando estaba niño me contó mi papá que el 11 de Octubre de 1939 ocurrió un terremoto de 7 grados de intensidad que tuvo como epicentro la ciudad de Chuquibamba pero afectó también a la ciudad de Arequipa.
Los daños que ocasionó ese sismo fueron cuantiosos y también afectó el templo del Señor de la Caña ubicado en el barrio del mismo nombre y es aledaño al barrio capitalino de La Antiquilla. La cúpula del templo, que está construida con grandes bloques de sillar, quedó bastante afectada porque se desplomaron sillares sobre el altar mayor y rompió algunos reclinatorios, Esa noche fue de espanto, las réplicas siguieron y la gente no pudo pegar los ojos.
Al día siguiente, muy temprano se acercó a la iglesia un grupo numeroso de fieles para pedirle al cura que sacara en procesión al Señor de la Caña para que tenga piedad de los católicos y que aplaque su ira.  El cura accedió a la solicitud y programaron la procesión para las 10 de la mañana.  El cura convocó entonces de urgencia a los músicos tradicionales que tocaban en las procesiones y en las entradas de ccapo de Agosto cuando es el aniversario del Señor del Wiro para que se reunieran a las 9 frente a la iglesia y dar inicio a la procesión
Entre los músicos que fueron convocados y concurrieron a prestar su apoyo participativo al Cura, estaba “El Bombo Mayor” Manuel Mora y sus dos hijos, llevaban como “redoblante” a Juan Mora (Chaveta) y como segundo tambor a Pepe Mora (el chato), además llevaban un trombón, una tuba y un clarinete.
Cuando retiraron los escombros que obstruían la puerta principal de la iglesia pudieron entrar y acercarse hasta el anda donde estaba colocada la estatua del Señor. Inmediatamente se percataron que un escombro le había caído sobre la cabeza al Señor de la Caña y se la destrozó de forma tal que no cabía la posibilidad de repararla en el corto tiempo.
Y AHORA QUÉ HACEMOS? Se preguntaban el cura y los músicos, que eran los únicos que habían entrado a la iglesia, miraban para un lado y para el otro tratando de conseguir una solución a la IMPOSIBILIDAD DE SACAR AL SEÑOR DE LA CAÑA en procesión porque estaba sin cabeza.
Uno de los músicos se quedó viendo la carita “angelical” del Chato Pepe Mora y se le ocurrió la idea de maquillarlo y vestirlo para que reemplazara al Señor de la Caña. El “ocurrente” comunicó su brillante idea a los demás y todos fijaron la mirada en el Chato Mora; este se negó a participar y quiso salir corriendo de la iglesia pero lo sujetaron y pudieron convencerlo de lo fácil que iba a resultar.
Sentaron al Chato Mora en las silla del anda, lo cubrieron con la ropa que normalmente viste el Señor y le pusieron “la caña” en las manos, tal como está representado en todas las pinturas, pero faltaba un detalle, la corona de espinas, trajeron una botella de miel de caña y le rociaron en el borde de la cabeza y rostro para simular sangre y cuidadosamente le colocaron la corona de espinas y YA. LISTO.
A la hora exacta partió la procesión, la presidía el Cura y 3 Monaguillos, uno de ellos agitaba pendularmente el incensario para mantenerlo encendido e impregnar el aire con ese aroma de santidad que desprende el incienso y el otro tañía una campanita de esas que suenan en la misa al momento del Kirie- Veinte pasos más atrás venía la Orquesta de Cámara de los Ccaperos, sonando la música lenta y triste de la Marcha de Morán.
La procesión bajó por la calle principal del Señor de la caña, tomó por la calle Rancho Grande hasta la calle Chullo, siguió hasta el mercado de La Antiquilla, y comenzaron a subir por la calle Pampita de Zevallos.  El Chaveta Mora (chaveta por su nariz afilada y curva) que venía tocando el redoblante, de cuando en cuando se daba vuelta y marchaba de espaldas mientras tocaba, para poder mirar el anda y cerciorarse cómo le iba a su hermano “en el trono”.
Como es norma y costumbre entre los músicos, “para entonarse y tocar bien tienen que tomar bien” antes y durante la procesión, y esta no sería la excepción; en consecuencia estaban tomando bien desde antes de entrar a la iglesia.
Cuando estaban por el Bordo Alto era pleno medio día y en el aire aparecieron unas cuantas abejas atraídas por la miel de la cabeza del Chato. Y comenzaron a revolotearlo; se le paraban en la nariz, se le paraban en las orejas y el pobre chato hacía lo posible para espantarlas disimuladamente y sin que nadie lo observara. Difícil esta tarea, por no decir imposible.  Así entonces cerraba los ojos, soplaba por la nariz, se soplaba la nariz con el aire de su aliento, movía la cabeza para un lado y para el otro, levantaba un hombro, levantaba el otro, levantaba los dos hombros, movía la cabeza y los hombros juntos, tanto que estuvo a punto de caer.
Como el Chaveta Juan venía ya “entonado” por los tragos, y a ratos marchaba de espaldas en la procesión  para ver cómo le estaba yendo a su hermano el Chato, en una de esas oportunidades  volteó a mirar el anda del señor y se dio cuenta que El Chato, se movía a un ritmo más rápido, entonces pasó la baqueta izquierda a la mano derecha, levantó la mano vacía y con ambas baquetas  en la derecha tocó su tambor dos veces seguidas  y dijo en voz alta a los demás músicos: ALTO, ALTO, VAMOS A CAMBIAR DE RITMO PORQUE EL SEÑOR QUIERE CUMBIA. Jejejejeje
Bueeeeeeeeeeeeeno, eso me dijeron en La Antiquilla

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